miércoles, 18 de noviembre de 2015
sábado, 14 de noviembre de 2015
Fundación Herdez un oasis para la Gastronomía Mexicana en el corazón de la Ciudad de México
Fundación Herdez se constituyó en 1991
como una asociación filantrópica, sin fines de lucro, dedicada al
servicio de la sociedad civil mexicana. Ubicada en Seminario No. 18 Centro Histórico de la Ciudad de México.
La Biblioteca de la Gastronomía Mexicana ubicada en la planta baja del edificio. Única en el mundo, reúne más de 4,000 volúmenes entre los cuales se encuentran libros de investigación, recetarios, revistas, tesis y material didáctico; algunos incluso (84 en total) pertenecientes a ediciones originales del siglo XIX y la primera década del siglo XX.
Además de los libros que están disponibles para consulta, Fundación Herdez cuenta con un programa de publicaciones en línea que pueden descargarse de manera gratuita desde la página oficial de la Fundación o adquirirse impresas directamente en la Biblioteca. Estas son “el chile, protagonista de la Independencia y la Revolución”, “el frijol, un regalo de México al mundo” y el “jitomate y cebolla: secreto de nuestra sazón”. Estas obras son recopilaciones de ensayos hechos por especialistas de renombre sobre la historia, cultura, ciencia, botánica y nutrición de estos ingredientes.
En el primer piso de la Fundación, se encuentra el museo “Galería Nuestra Cocina Duque de Herdez”, conformado por cuatro salas en las que se muestra el curso y evolución que ha tenido la cocina mexicana en las etapas históricas más importantes de México.
La experiencia culinaria se completa en el Centro de Interpretación.
Espacio de tecnología y modernidad cuya finalidad es acercar a los
visitantes al mundo de la gastronomía de manera práctica y didáctica,
poniéndolos en contacto directo con los alimentos y descubriendo así su
dimensión científica, tecnológica, cultural y social.
En este
espacio también se imparten cursos, talleres y conferencias que abordan
temas diversos de la Gastronomía mexicana.
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA
Historia del Museo
El
Museo Nacional de Antropología (MNA) se construyó entre 1963 y 1964
durante la administración del presidente de México, Adolfo López Mateos y
bajo la dirección del Don Pedro Ramírez Vázquez, destacado arquitecto
mexicano. El MNA se inauguró el 17 de septiembre de 1964 y desde
entonces se mantiene como el más emblemático de los recintos que
salvaguardan el legado prehispánico mexicano.
El MNA cuenta con más de 30,000 metros cuadrados de espacios para exposición, integrados por 22 salas. Cada una fue instalada por equipos propios, que incluían un cuerpo de investigadores, guionista, museógrafo, pedagogos y técnicos que apelaron a la razón y también a las sensaciones; se buscó funcionalidad al igual que la emoción y que el visitante se instruyera objetivamente pero, a la par, reconociera sus valores identitarios y encontrará su lugar en el mundo. Asimismo, el MNA tiene una sala para exposiciones temporales, la cual alberga muestras nacionales e internacionales.
Los motivos ornamentales y simbólicos que adornan ‘el paraguas’ fueron realizados por los hermanos José y Tomás Chávez Morado.
El artista plástica José Chávez Morado (a quien se debe en gran medida el rescate de la Alhóndiga de Granaditas) fue quien diseñó el relieve ‘Imagen de México’, cuya versión definitiva en bronce fue trabajada contando con la colaboración de su hermano, el escultor Tomás Chávez Morado.
El artista plástica José Chávez Morado (a quien se debe en gran medida el rescate de la Alhóndiga de Granaditas) fue quien diseñó el relieve ‘Imagen de México’, cuya versión definitiva en bronce fue trabajada contando con la colaboración de su hermano, el escultor Tomás Chávez Morado.
El paraguas: una obra que simboliza la unión entre dos culturas
El capitel: Con formas prehispánicas, el capitel de la columna representa el cielo.
Columna vista al este:
El Águila: Como Emblema Nacional de México.
Rostros del Indio y del Español: Como significado del mestizaje que se dio al darse la conquista.
Columna vista al oeste:
Hombre: Con los brazos extendidos y las entrañas
descubiertas, está enmarcado por dos ramas de olivo y una paloma para
significar la entrega total a la paz.
MUSEOS NUEVOS O NO TAN CONOCIDOS EN CIUDAD DE MÉXICO
MUSEO DEL CHOCOLATE= "MUCHO"
El MUCHO está ubicado en una preciosa casa de 1909 en la Colonia Juárez,
en la calle de Milán esquina Roma, su fachada y su interior fueron
cuidadosamente restaurados, y contribuyen a rescatar valores históricos
de la Ciudad de México, haciendo difusión de un producto tan netamente mexicano como el
Xocolatl.
Recorrer sus nueve salas en la planta alta, y los seis salones de planta
baja, es un paseo por la discreción, la armonía y el buen gusto de
otras épocas, combinado con importantes expresiones de arte
contemporáneo.
El museo ofrece visitas guiadas, que combinan una amplia gama de temas
en torno al chocolate y el cacao, y culminan con una cata de chocolate y
talleres de actividades relacionados con el tema. El visitante puede
experimentar el placer de escuchar la historia del chocolate, como quien
escucha un cuento: dejándose llevar por la narración y admirando
objetos sencillos y bellos, fotografías, grabados, recorriendo los
amables salones sin prisas.
Chocolate Artístico
viernes, 6 de noviembre de 2015
VISTAS DE MUSEOS DE LA CIUDAD DE MEXICO
ESTA ES LA FACHADA DEL MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA
ESTA ES UNA VISTA DEL PATIO INTERIOR DEL ANTIGUO COLEGIO DE SAN ILDEFONSO CONVERTIDO ACTUALMENTE EN MUSEO
miércoles, 4 de noviembre de 2015
DEFINICIÓN DE MUSEO
Del latín museum, un museo es un lugar donde se guardan y exhiben colecciones de objetos de interés artístico, cultural, científico, histórico, etc.
La historia detrás del primer museo del mundo
En 1925, el arqueólogo Leonard Woolley descubrió una curiosa colección de objetos mientras excavaba un palacio de Babilonia. Eran cosas de muchos tiempos y lugares diferentes, y sin embargo, estaban organizadas de forma clara y hasta correctamente etiquetadas. Woolley había descubierto el primer museo del mundo.
Es fácil olvidar que los pueblos antiguos también estudiaban la historia –los babilonios que vivieron hace 2,500 años eran capaces de mirar retrospectivamente en los milenios anteriores de la experiencia humana. Eso es en parte lo que hace extraordinario el Museo de la Princesa Ennigaldi. Su colección contenía maravillas y objetos tan antiguos para a ella como la caída del Imperio Romano lo es para nosotros. Pero también es un símbolo sombrío de una civilización agonizante consumida por su vasta historia propia.
El Museo Ennigaldi fue sólo uno de los muchos hallazgos notables hechos por Leonard Woolley, generalmente considerado como entre los primeros arqueólogos modernos. Nacido en Londres en 1880, Woolley estudió en Oxford antes de convertirse en asistente de guardián en la escuela del Museo Ashmolean. Fue allí donde Arthur Evans –el renombrado arqueólogo que estudió la civilización minoica en la isla griega de Creta– decidió que Woolley sería de más utilidad en el campo, y por eso Evans lo envió a Roma para empezar a excavar ahí.
Aunque Woolley tenía un añejo interés en las excavaciones, contaba con poca capacitación formal en lo que respecta a hacerlo técnicamente bien. Lo dejaron a su suerte como autodidacta, y así encontró sus propias técnicas e interpretaciones que influyeron en futuros arqueólogos. Justo antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, él exploró la antigua ciudad hitita de Carquemis junto con su joven colega T.E. Lawrence, quien hizo a un lado su historial como arqueólogo para asumir un papel más famoso como… bueno, como Lawrence de Arabia.
Pero fue el trabajo de Woolley en la antigua ciudad mesopotámica de Ur lo que realmente consolidó y proyectó su legado histórico. A partir de 1922, Woolley excavó una gran porción de una ciudad-Estado antigua que había durado miles de años, desde la antigua civilización sumeria del 3,000 a.C. hasta el imperio Neo-Babilónico de 500 antes de Cristo. Uno de sus mayores descubrimientos –que se puede considerar el equivalente de la tumba del rey Tut, pero sumerio– fue el de la tumba de Shubad, una mujer de gran importancia en Sumer en el siglo 27, cuya tumba había permanecido inalterada durante 4,600 años.
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